Llamamos zorra a alguien cuando dice que tiene dos amores, que quiere a dos personas de manera distinta, criticamos ese afán de tenerlo todo, de egoísmo.
Luego llega el día en que te pasa a ti. El día en que vas siguiendo tu camino y te encuentras con una bifurcación, y toca elegir. No es fácil. Elegir siempre es renunciar. Elegir entre lo que te conviene y lo que no. Entre el riesgo y la tranquilidad, la pasión y el amor, la verdad y la desconfianza.
Al final, sabiéndote incapaz de darle a alguien la espalda, no te quedas con nada.
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